Medea es traicionada por su esposo Jasón que la abandona para casarse con Creúsa, hija de Creonte, rey de Corinto. Abandonada y desterrada de Corinto, Medea decide vengarse de Jasón con sus artes mágicas y de hechicería, haciendo que pierda a todos sus seres queridos.
Como opina A. Lesky en su Historia de la Literatura Griega : “No conocemos otra tragedia griega que esté a tal punto agitada por los poderes que surgen del alma humana para realizar actos demoníacos”.
La escenografía está compuesta básicamente por redes de distintos tipos y texturas porque está inspirada en la navegación y el mar. Porque el mar aparece continuamente en la obra:
“¡Ojalá que el casco de la nave Argo no hubiera volado sobre el mar hacia la tierra de Cólquide para buscar el vellocino de oro!” (Nodriza)
“...que la condujo a la ribera opuesta de la Hélade a través del mar nocturno hasta el estrecho que abre la inmensidad salada del mar.” (Coro)
“¡Cómo te ha sumergido la divinidad, Medea, en un oleaje infranqueable de males!“ (Coro)
El mar lleva a Jasón a la tierra de Cólquide y el mar también se convierte en la terrible frontera que Medea cruzará abandonando para siempre todo lo que le es familiar, conocido y querido.